miércoles, 4 de febrero de 2015

LA EXPERIENCIA DE LAS TRINCHERAS


“El ejército alemán tenía tres veces más suboficiales que el francés, y sus pertrechos estaban mejor adaptados a las necesidades de la guerra moderna. Los picos y las palas necesarios para la construcción de trincheras eran un elemento habitual en él y los soldados estaban adiestrados para emplearlos. Las unidades de infantería disponían de armas, como los morteros ligeros, que no tenían sus adversarios” Pero había más soldados franceses y británicos( 2 millones), que alemanes (1,8 millones).
“Los Aliados buscaban cobijo detrás de los arroyos y en las granjas, y se dedicaron a cavar cada vez más trincheras, aunque al principio estas eran poco profundas y contaban solo esporádicamente con la protección de alguna alambrada. Como alternativa, utilizaban parapetos, levantados sobre la superficie, pues la altura del nivel freático del terreno de Flandes hacía que las trincheras se inundaran con facilidad.”

-“Una y otra vez, tanto en el este como en el oeste, las ofensivas de uno y otro bando perdieron intensidad y tuvieron que ser interrumpidas debido al terrible número de bajas sufridas. Las fuerzas atacantes se encontraban siempre con problemas similares en el territorio enemigo. Al avanzar se alejaban de sus redes telefónicas y telegráficas y tenían que recurrir a los mensajes por radio que sus adversarios podían interceptar; dejaban tras de sí los ferrocarriles que necesitaban para suministrarles munición para sus armas y comida, ropa y cuidados médicos para sus hombres y sus caballos.
“La suciedad también se extendía a los propios cuerpos de los soldados. La imposibilidad de un aseo frecuente hizo que los piojos y otros parásitos afectasen a todos los contendientes por igual.
“Los hombres comían en medio de aquella suciedad. Había tres refrigerios diarios y la ración oficial del ejército británico constaba de 570 gramos de carne fresca o 450 en conserva, 570 gramos de pan, 115 gramos de tocino, 85 gramos de queso y 225 gramos de hortalizas frescas o 60 secas al día.
“A los pocos meses de comenzar la guerra, la tierra de nadie estaba ya colmada de cadáveres que no podían ser recogidos por ninguno de los bandos. 

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