miércoles, 4 de marzo de 2015

DAMIEN HIRST

El honesto embaucador

PIEDRA DE TOQUE. No creo que nunca en la historia del arte haya habido nadie como Damien Hirst, desprovisto del más elemental talento y originalidad. En vez de disimular esta condición, la exhibe con desfachatez.





Damien Hirst artista británico, el más prominente del grupo llamado Young British Artists («jóvenes artistas británicos», o YBAs por sus siglas en inglés). Ha dominado la escena del arte en Inglaterra desde principios de los 90 y es internacionalmente conocido como el artista vivo con la obra mejor pagada.


El escritor Arturo Pérez-Reverte cree que existe «un arte moderno brillante y buenísimo que merece ser visto, difundido y pagado», pero también cree que algunos «galeristas conchabados con los críticos adecuados pueden convertir en un artista supermillonetis a un jeta, a un incompetente o a un mediocre». «Estamos hartos de ver» este tipo casos «viles» en el mercado del arte, lo que supone algo «injusto para los artistas de verdad». Como ejemplo de esta farsa cita al británico Damien Hirst y sus famosas «vacas» en formol. A su juicio, es «un sinvergüenza amparado por galeristas y por golfos». Por ello, Pérez-Reverte no entiende que haya que apreciar a un tipo como Hirst y despreciar a un grafitero «que va a jugarse la vida y encima es bueno».





La imposibilidad física de la muerte en la mente de algo vivo es una obra que impacta, es imponente por sus dimensiones y por su contenido, en el sentido más literal. Ver a un tiburón conservado en formol, casi como se vería en un acuario pero inerte y en un contexto sumamente lejano a este, me invita a cuestionarme sobre esta obra, sobre el sentido que tuvo para Damien Hirst y sobre el sentido que pueda entonces tener para mí. 

El elemento formal que sobresale es, sobra decirlo, el tiburón flotante en la enorme “pecera”. El elemento temático puede prestarse a diversas interpretaciones, pero desde mi perspectiva lo que trata de hacer el autor es crear un arte inesperado, como reflejo de esta búsqueda generalizada entre muchos artistas de tener una idea lo suficientemente extravagante como para marcar una línea en la historia del arte y, en ocasiones como esta, ganar mucho dinero con ello. Me parece que este trabajo, más que para los espectadores comunes, se enfoca más bien a los coleccionistas y galeristas, a aquellos “cazadores” de todo lo nuevo que a un artista con poco o con mucho renombre pueda llegársele a ocurrir. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario